Redes sociales, ¿se ha perdido la privacidad?

Las redes sociales han experimentado un auge significativo y forman parte del diario vivir de las personas. Debido a este crecimiento se ha vuelto muy común exponer en estas plataformas datos que cabe preguntar si deberían ser publicados. Nace la duda de si se ha perdido la privacidad.

LISTÍN DIARIO conversó con diferentes expertos con el propósito de obtener información acerca de la situación.

La psicóloga clínica Thelma Eunice de León argumenta que con el uso de las redes sociales las personas, sobre todo en sus relaciones de pareja, están más distanciadas físicamente y que éstas aumentan el riesgo de inmiscuirse en el derecho individual de un compañero de los demás.

Doble realidad
Cual camino de doble vía, De León resalta diferentes aspectos sobre las redes sociales. Dice que estas han incrementado los celos y la frialdad en las relaciones, pues ya muchas parejas han perdido hábitos románticos que anteriormente eran utilizados. Muchos no compran flores para sus novias; comparten una imagen de flores en las redes sociales y confían llenar así esta forma de agrado. Igual pasa con otros gestos.

Muchas parejas ya no se dedican serenatas, sino que comparten las canciones por las redes etiquetando a la persona con la cual tienen una relación”, asegura.

Sin embargo, no descarta la facilidad que representan estos espacios virtuales para retar las distancias y establecer relaciones productivas con personas de otras culturas a larga distancia, algo que de otra manera resultaría complicado.

Algo semejante sucede con las parejas que por motivos de diversa índole tienen que separase físicamente y encuentran en las redes un medio para mantener esa unión viva, sin importar cuán lejos estén.

“A diferencia de años anteriores, cuando las parejas debían comunicarse por medio de cartas, hoy día gracias a las redes, pueden fortalecer ese vínculo debido a la facilidad de comunicación visual que ofrecen estas”, agrega.

Dice, además, que el exhibicionismo siempre ha existido, solo que con el desarrollo de la tecnología y las redes, este ha encontrado un escenario más amplio, una forma de llegar más lejos.

Vulnerabilidad del derecho privado
La comunicóloga y docente Helen Hasbun Samboy comenta sobre la necesidad de evaluar los materiales antes de ser publicados, enfatizando si son aptos para publicación o si vulneran algún derecho humano. Al mismo tiempo resalta que existen cosas que pueden ser publicadas y otras que no, por lo que es vital inspeccionarlas.

“Desde la estela del derecho público hay muchas cosas que son factibles de divulgación. Desde el derecho privado se rigen otros aspectos que tienen que ver con la integridad de las personas, con su intimidad, con su honor y con el derecho de estar en un ambiente seguro, no solo de los niños y adolescentes, sino de cara a la protección de los intereses familiares y de las relaciones íntimas”, dice.

Arma de doble filo
La experta expone que a pesar de ser las redes sociales un estrado desde donde se pueden realizar acciones fructíferas, este no es el uso que algunos les dan, pues también se pueden utilizar como vías de destrucción de la moral de las personas.

“Son herramientas que sirven para construir ciudadanos sanos, responsables, para formar, educar e informar. Sin embargo, le estamos dando un uso contrario”, dice.

Argumenta que los ciudadanos deben reflexionar sobre una comunicación ética, alineada con el buen hacer, lo cual conlleva no solo la autoprotección moral, sino también la de quienes le rodean.

Legislación
De acuerdo con Hasbún, dos leyes a tomar en cuenta en cuanto a las redes como medio de divulgación de datos son la Ley 61-32 Sobre Libertad de Expresión y Difusión del Pensamiento y la Ley 172-13 Sobre la Protección de Datos Personales, que establecen las prerrogativas de la libertad de expresión que tienen los dominicanos y sus límites. Mientras que la última proyecta el tipo de datos que pueden ser objeto de publicación y ambas legislaciones contienen los preceptos acerca del uso de las libertades de compartir información y, sobre todo, los castigos que se imponen ante el abuso de esta libertad.

En lo que respecta a la libertad de expresión, Hasbún argumenta que la ley necesita ser adaptada a los nuevos tiempos, con el propósito de regular aspectos que no abarca.

“Aunque esta plantea sanciones en cuanto a la difamación e injuria, no está adaptada al ecosistema de la nuevas tecnologías de la información y la comunicación”, dice la experta.

Mientras que sobre la ley de protección de datos dice que establece las pautas sobre el derecho de la persona a que sus datos privados no sean expuestos.

“Aquí convergen el derecho a la vida y a la integridad de las personas”, agrega.

Aspecto social
El sociólogo Alejandro Abreu explica que las redes sociales permiten a las personas crear otra realidad, además de cambiar la forma en que sociabilizan. Estas comprenden un espacio donde no hay lugar para la timidez.

“Estas han creado una segunda realidad, una sociabilidad donde no hay tímidos y cada participante se siente con poder de decir lo que quiera”, dice.

Abreu agrega que las redes sociales interrumpen la privacidad de las personas, hasta el punto de interferir en el espacio compartido y poner en el escrutinio público datos que son privados, en todos los escenarios de la vida: familia, trabajo y pareja, entre otros.

“Las personas asumen un medio público como las redes sociales como si fuera un espacio privado. Exponen su forma de sentir más fácil que de manera personal”, argumenta.

¿Tienen las personas exhibicionistas baja autoestima?
Según un estudio realizado en la Universidad de Brunel, Londres, proyectar la felicidad de la pareja en una red social puede indicar baja autoestima y narcisismo.

La tesis, que utilizó una muestra de 555 sujetos para examinar la relación que existe entre rasgos de personalidad de los usuarios y lo que estos publican en Facebook, determinó que las personas que tenían autoestima baja eran más propensas a publicar en sus perfiles lo bien que les iba en su relación para ocultar la baja valoración que hacían de sí mismas.